Si nos remontamos a las culturas más antiguas de la historia nos encontramos con que la práctica habitual de cantar durante el embarazo, era una buena costumbre, sobre todo en países africanos y asiáticos. Gracias a nuestra voz, podemos transmitir sensaciones, emociones, sentimientos y manifestar nuestro estado de ánimo.
La música facilita la relajación de la futura mamá y establece un vínculo muy especial entre la madre y el hijo. Recientes estudios demuestran que el canto favorece el sistema nervioso del bebé que se está gestando, ayudándo de esta manera a que se desarrolle adecuadamente, relajándose y fortaleciendo dicho vínculo con la madre.
Según la psicóloga Gabriella Bianco, cantar durante el embarazo resulta reconfortable, alivia tensiones y miedos y refuerza la confianza en la llegada del parto. Cuando la madre canta libera una gran cantidad de endorfinas, que contagian al bebé intrauterino produciendo alegría y placer para ambos.
El oído es el sentido más desarrollado de todos los demás antes de nacer. A partir de la semana veinte, el bebé empieza a escuchar la voz de su madre, capta la intención comunicativa y le responde con movimientos.
La terapia musical sólo ofrece beneficios, ayuda a reducir y controlar el dolor durante el parto. Actualmente, podemos encontrar cursos en los que se les enseña a las futuras mamás a modular la voz con la función de poder relajar los músculos situados en el perineo. En dichos cursos se aprende a expresar a través de la música y el canto, las emociones que se sienten y saber compartirlas con las demás mamás y a aplicar la música durante el embarazo y en el momento del parto.